Vivimos en un mundo lleno de leyes. Desde las leyes del universo, las leyes que impone el gobierno, las reglas en una sociedad, de una religión, de una empresa o escuela y las reglas que nos ponemos nosotros mismos. Todas estas leyes y reglas, nos limitan y nos condicionan.
Algunas son muy válidas y tan reales como la gravedad, y otras son relativas. Ese es el mundo de nuestro cuerpo, pero todos tenemos algo dentro, un lugar o un espacio de donde vienen ideas o deseos que desafían cualquier límite y se vuelven creaciones… Y podemos vivir en este mundo aceptando sus reglas, o podemos crear otros mundos.
Simon Lake, se inspiró en la novela de Julio Verne para crear el submarino en 1898. El radar, el helicóptero, el mismo celular que hicieron Martin Cooper y Motorola, fue inspirado en Star Trek.
Todos estos inventos, entre muchos más, surgieron de una idea “loca” que alguien puso en papel, una idea loca que tomaron de un espacio inexistente, y la pusieron en un mundo real. Y aunque hay personas que no se consideran muy creativas, la verdad es que todos tenemos ideas… pero por un lado, no todos nos damos el espacio para escucharlas, y por otro, no todos las expresamos a través de historias.
Quizá tu forma de traer una idea al mundo es a través de un producto, un negocio, construyendo un edificio… a través de una canción, o dando un servicio. Al final del día todos somos creadores.
Y esa es la primera de 6 enseñanzas que me ha dejado la escritura: Todos somos creadores.
2. Un personaje secundario es el protagonista de su propio mundo.
A veces pensamos que alguien hace las cosas solo por molestarnos o porque no le caemos bien, pero en realidad, las personas actuamos porque buscamos algo bueno para nosotros. Cada quien tiene sus propios motivos para hacer o decir algo, y lo único que podemos controlar, es el papel que jugamos en la vida de otros: nunca el papel que ellos juegan.
3. Escribe sin límites ni juicios, pero al editar toma la decisión correcta en lugar de la fácil.
Fácilmente se podría cambiar por vive sin limites y juicios. Haz todo lo que tengas que hacer, y todo lo que desees hacer, pero cuando tomes decisiones, asegúrate de que no estés sacrificando algo que es bueno para ti por un placer momentáneo.
4. Un libro se escribe un capítulo a la vez.
Cuando la vida se ponga complicada, o deprimente, solo concéntrate en este momento, solo en ese día, nuestros miedos rara vez se materializan, y eso que más nos temíamos, se queda solo en nuestra imaginación, y si las cosas que temíamos sí llegan, entonces las podemos vivir sin cargarle encima todos los pensamientos adicionales del futuro. No es lo mismo sentir que tu pareja terminó contigo, a sentir que terminaron contigo y ahora nunca más encontrarás al amor de tu vida…
5. Una sola palabra le quita lo intimidante a una hoja en blanco.
A veces nos atoramos, nos bloqueamos, y no sabemos ni qué queremos ni hacia dónde vamos. Nos abrumamos y tomamos malas decisiones, arruinamos nuestras relaciones o terminamos con una enfermedad por estrés; pero si nos enfocamos en una cosa, aunque tengamos muchas cosas que hacer, solo nos enfocamos en una sola, verás que pronto todo se vuelve más fácil. Además, no es necesario tomar grandes decisiones y compromisos que nos hacen sentir inseguros, con tomar una pequeña acción, se puede aclarar y cambiar toda nuestra perspectiva.
6. El libro que más te cambia, es el que tú escribes.
Podemos admirar a otros, aprender de otros, y seguir a otros… pero debe llegar el momento en donde decidas que es lo que realmente quieres para ti y hacer, no lo mejor que puedas, sino lo que tengas que hacer para conseguirlo.
Así que ve y escribe ese libro, abre esa empresa, inventa ese producto, empieza esa relación… ve y hazlo porque al hacerlo estarás creando un mundo mejor.